¿Cuándo las rejas dejaron de ser un adorno?

Vamos perdiendo cosas nuestras todos los días. Aceptamos con resignación no dejar la puerta sin llaves, no se ventila si no hay nadie en la casa… y lejos nos quedó la hermosa costumbre de sentarnos en la puerta.

En los últimos años, aprendimos a evitar algunos lugares donde antes caminábamos sin problemas. Los partes policiales redundan en las mismas zonas, y vemos sin asombro como se roba cualquier cosa: casas deshabitadas, motos, un termo, una plantita. Con el dedo cualquier vecino te apunta a la casa donde venden drogas, pero trata de llevarse bien con el distribuidor de cocaína y marihuana porque sabe que por alguna razón aun no lo han detenido.

La falta de respuesta a problemas menores, alimenta problemas mayores. El martes fue detenido en una vivienda de Hernandarias entre Viamonte y Coronel Suárez junto a dos hombres de Victoria, Miquelas Julio Córdoba, condenado en el marco de una megacausa por narcotráfico en 2019 donde se lo declaró culpable por el delito de “comercialización de estupefacientes”. Dejado en libertad, no tardó nada en delinquir, y se encontraba prófugo por el secuestro y asesinato de un tesorero de una empresa láctea de Santa Fe. Es estremecedor descubrir que este tipo de personas está viviendo con nosotros. Nos frecuentan. Los amparan.

La famosa “pata victoriense”, es un misterio, pero también es una certeza. Varios de los delitos graves ocurridos en los últimos años, como robos, asaltos, y estafas, no pueden llevarse adelante sin la inteligencia de residentes de Victoria. Dateros, con contactos con delincuentes pesados, que estudian nuestros movimientos para entregarnos como presas.

Victoria, “la ciudad de las rejas”, que casi no hay… “La ciudad de siete colinas”, casi inexistentes…. la de la seguridad, lo último que nos falta entregar.




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