6/10 Día del Circo: La función a la que asistieron 30 mil personas

milanesa oso

Busqué esta foto muchos años. No porque creyera que el hecho no existió, sino porque tantos contaron detalles de aquel día que hasta yo empecé a dudar de haber estado. Pasaron casi cincuenta años y a la mente les es fácil jugarnos malas pasadas. Charlando con mi hermano recordamos aquella jornada, pero también la otra dramática pelea cuando el oso le rompió con la garra la camisa a un señor Curuchet. ¿Cómo…Fuimos a dos funciones del circo?….¿Cómo es posible que tanta gente haya estado el día en que “el Gordo Milanesa” peleó con el oso Bongo?….Sé que lo correcto sería mencionarlo como Oscar Robledo, pero este no puede ser un artículo correcto, y por su nombre pocos lo identificarían en Victoria. En fin para los que no estuvieron y creyeron que estuvieron he aquí la foto para construir su realidad.

Según Oscar algunas fotos se le perdieron cuando estaba haciendo la colimba, y esta imagen fue la única que existía (hasta ahora ) y tuvo que viajar desde Buenos Aires, donde su hermano supo guardarla en un viejo álbum de cuero.

Ahí está Milanesa, con 17 años, con cierto aire a Classius Clay, antes de salir a escena junto al entrenador de Bongo y el dueño del “Circo Mexicano Veracruz” que se instaló en Avenida Centenario, frente al campo de deportes de la Escuela Normal.

No logró llevarse los 24 mil pesos que había en juego si lograba voltear al animal, pero igual quedó en la memoria inocente de una generación de victorienses.

Me respaldo en la palabra “Inocente”, para evitar toda reflexión o debate de estos nuevos tiempos contradictorios de las ideas donde se puede hablar de todo y a la vez no se puede hablar de nada.

 Un pequeño túnel del tiempo

 Miro por el  “cosito del circo” (visor de diapositivas) que encontré en un cajón y agradezco poder transportarme y sentir las sensaciones de aquellos tiempos. Estoy serio en la foto, porque en esa época no era obligación inventar una sonrisa cuando te sacabas fotos (y también se puede ser feliz sin reírse). Es más, a veces te enterabas que te habían sacado una foto cuando ya te habían vendido el cosito y hasta podías ser que en vez de salir junto a tu tía, terminaras plasmado para la eternidad junto al desconocido sentado al otro lado.

Cierro los ojos y puedo sentir aquel corazón que parecía salirse del pecho cuando sentíamos a la siesta las  bocinas anunciando la llegada del circo. Corríamos despavoridos guiados por el oído para interceptar la caravana con los animales en sus jaulas. Era un espectáculo brutal, imposible para un chico del interior, maravilloso en la verdadera dimensión de la palabra. Por favor otra vez, no se gasten en imponer debates de adultos a un niño feliz. Era verano de 1976 y no se puede explicar hoy lo que era ayer. Apenas podemos esbozar una aproximación. Ese circo tiene muy poco que ver con lo que hoy son los espectáculos circenses, como casi nada tenemos que ver con esa gente que éramos…Con muchísimas menos preguntas, que queríamos sin razón, y vivíamos sin culpa el no tener exigencias, felices porque sí, con todo o sin nada. (del blog de Tumblr Pueblo La Matanza)




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