Un problema de caminos

Victoria se encuentra en un lugar estratégico del corredor bioceánico. De norte a sur y de este a oeste, sus rutas transportan una importante tajada de la producción nacional, y parte internacional. El constante paso de camiones reafirma la sentencia del tiempo a la ridícula desmantelación de los ferrocarriles, y obliga a preguntarnos qué será de la zona sin obras de infraestructura que liberen las saturadas rutas del tránsito pesado.

Un conductor novato no parará de transpirar si debe transitar por la ruta 26, en un infierno de camiones. Cualquier conductor tiene buenas posibilidades de quedar detrás de cualquier camión en el tramo del puente Victoria–Rosario, ridículamente angosto, sin banquinas, y sin siquiera carriles de sobrepaso de camiones.

Para colmo de males, la “estafa” de las obras complementarias, obligó a rehacer gran parte del trabajo que por años quedó sujeto a pulseadas de responsabilidades y jurisdicciones. Estos, a poco de terminar están generando, en contrapartida, serios problemas en las rutas alternativas y zonas peligrosas, como ocurre hoy en el Bulevar Pueyrredón.

¿Qué hay planificado para el futuro en la zona? Con un parque automotor sin techo, y con camiones cada vez de mayor porte y potencia ¿Cuál será el punto de inflexión para nuestras rutas entrerrianas?.




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