Una de las subconcesiones de la empresa Misión fue noticias el pasado jueves, tras tomar intervención Inspección General en uno de los emprendimientos de la zona, por inadecuados tratamientos de desagües. Todavía se debate si corresponde o no la inclusión de este tipo de emprendimientos, ya que lejos están del proyecto original de desarrollo.
Misión, un verdadero “Elefante Blanco” de Victoria. Con un perfil muy alto, estos capitales parecían superlativos, pero su costo para la comunidad parece mayor que el beneficio que aporta.
Dos gestiones le dieron su apoyo, pero la concesión no fue lo que se esperaba. Primero demoraron su ingreso en el lugar de la concesión cargándole al municipio la responsabilidad en el desalojo de “una persona” de los galpones, la que terminó incorporándose como trabajador al privado. La ridícula excusa postergó por meses el inicio del proyecto. Y para cuando la guardería náutica se terminó, fue una verdadera desilusión.
El edificio Tango, de los mismos capitales, se vendía como el “primer edificio inteligente”, y se hablaban maravillas. Las familias más adineradas de la ciudad quisieron ser los primeros en tener su departamento, pero el proyecto entró en un letargo que dejó a los dueños esclavos de su propia inversión, mudos por miedo a que presentaran quiebra, y quedarse “sin el pan y sin la torta”.
El compromiso para el acondicionamiento de la Vieja Estación, es otro capítulo amargo. Apenas unos cambios de chapas, y mano de obra con una lentitud que llevaron esta semana a que el propio intendente en la radio usara la expresión “fastidiado” por las demoras y considerar “tomar cartas en el asunto”.
¿No habrá una aplicación donde pongamos “acelerar los trabajos” y las obras se terminen?
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