El proyecto fue elaborado por docentes del taller de huerta de las Escuelas Primarias Nº 26 Justo José de Urquiza y Nº 53 Aeronáutica Argentina. La iniciativa también busca el fortalecimiento de la asistencia escolar y la recuperación del sentido de participación.
En referencia al proyecto, la directora de la Escuela Primaria Nº 26, Carolina Godoy, dijo que “la idea surge de una de las profesoras del taller de hacer un trabajo en conjunto con la Escuela Nº 53 y de la necesidad de compartir experiencias; el objetivo era entablar un lazo de amistad”. Y añadió: “Seguiremos trabajando para articular con otros talleres”.
Por su parte, la directora de la Escuela Primaria Nº 53, Juana Rojas, manifestó que “el proyecto es innovador; tomamos una trascendencia impensada” y luego agregó que “lo que hicieron los docentes fue adecuar una propuesta educativa organizando un proyecto entre las escuelas”.
“No sólo esto implica el aprendizaje del niño en el compartir, sino también que vea que la huerta puede servir para su propia producción, subsistencia y hasta puede ser una posible salida laboral”, contó Rojas. “Los estudiantes también aprenden a cuidar el ambiente y cómo trabajar la tierra”, celebró.
A su turno, la supervisora de Educación Primaria, Amalia López, expresó: “Estoy muy orgullosa de ambas instituciones. Desde 2019, las supervisiones estamos intentando que las escuelas compartan sus proyectos; que haya una construcción colectiva en las zonas y que lo que en una resulta, pueda replicarse en otra. Esto es mérito de los equipos de conducción y del personal docente, han estrechado muy buenos vínculos lo que repercute en el proyecto y en los niños”.
“La huerta escolar es un espacio de aprendizaje en donde se pone en práctica la teoría, una teoría atravesada por las distintas áreas del currículo que visibiliza competencias y destrezas procedimentales. Es un lugar de trabajo, de disfrute; donde también surgen los intercambios y las habilidades sociales se ponen en juego, nutriendo la convivencia en un encuentro distendido entre charlas, risas y juegos”, detalló López.
En otro párrafo, precisó que “en el proceso de enseñar y aprender, todos los actores que intervienen crecen como lo hace un árbol. Así, como las ramas sostienen los frutos, los valores de solidaridad y tolerancia abrazan a estudiantes y docentes. En la tarea compartida se aprende a esperar, debatir, acordar, respetar y sobre todo, que el esfuerzo diario y sostenido, tiene recompensa”.
La tallerista de la Escuela Primaria Nº 53, Julia Lucher Martes, precisó: “Nuestra idea principal fue siempre unir las escuelas, compartir experiencias, aprendizajes, pensando siempre en los alumnos porque ellos son el corazón de la escuela”. La docente además valoró el acompañamiento de las familias. “El alumno ve el compromiso de sus seres queridos y esto es muy importante”, resaltó.
Respecto a la producción, desde las instituciones indicaron que los estudiantes lo llevan a sus hogares para su consumo.
El proyecto es preciso cuidarlo, protegerlo, vigilarlo, nutrirlo y abonar en corresponsabilidad. Compartir este compromiso con otros, une y retroalimenta formativamente, entendiendo que el trabajo en conjunto da mejores frutos, sostuvieron las instituciones.
También se prevén actividades de monitoreo, seguimiento, acompañamiento y evaluación a fin de relevar aspectos a mejorar y redireccionar e identificar aquellos que irán a sostenerse para fortalecer, promover e institucionalizar.
Escuelas primarias con extensión de la jornada
En 2012, el gobierno provincial decidió extender la jornada escolar en las escuelas que albergan alumnos de sectores vulnerables de la provincia que permita desarrollar una propuesta curricular formativa, que incluya instancias de profundización del estudio y de talleres integrales relacionados con la cultura, el arte, la música, el deporte, el teatro, las tecnologías de la comunicación y de la información, la educación física, la danza, con diferentes formatos de organización pedagógica.
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