Agmer II, sobre el Programa Nacional de Formación Docente

Conclusión de la consulta realizada sobre Programa Nacional de Formación Docente
Asamblea del 11 de octubre de 2016
Seccional Victoria

SECCIONAL VICTORIA
El Programa Nacional de Formación Docente se comenzó a implementar desde el año 2014, siendo éste el único año en que se cumplió el cronograma de encuentros pautados. El año 2015 fue más irregular y, el 2016 aún más, interrumpiéndose abruptamente en forma arbitraria por definiciones políticas.
Con respecto a la forma de implementación, el material a trabajar y la diagramación del mismo, siempre ha llegado a los rectores con un día o dos de antelación, dificultando la preparación de la jornada a desarrollar. Nunca se entendió por qué siempre debían estar ellos a cargo de esta impronta, habiendo facilitadores responsables de la misma.
La propuesta no es clara, no reviste las características formales de una capacitación. Su organización y estructuración es confusa e incoherente.
Tampoco es claro el rol de los facilitadores, sus roles específicos, su acompañamiento, su funcionalidad, su preparación. Muchos han sido más percibidos como veedores o garantes políticos que como actores preponderantes de un esquema de formación docente.
Se cuestiona que ni siquiera se sabían o se conocían los nombres de los facilitadores o responsables de este programa.
Y, ante esto, se realizan los siguientes interrogantes:
• ¿Cómo se efectúa el nombramiento de un facilitador?
• ¿Qué antecedentes se tienen en cuenta?
• ¿Qué trayectoria en la docencia?
• ¿Qué antigüedad?
• ¿Cómo es posible que los facilitadores no hayan caído en incompatibilidad?
Esto no redunda a favor de una capacitación y no es bien visto por la docencia No se percibe, con estas prácticas de acumulación de cargos y afectaciones a través de la incompatibilidad, una verdadera intencionalidad de transformar la educación.
Nunca fue claro la cantidad de encuentros a los que se debía asistir y la modalidad de los mismos. Se cuestiona el requisito de la obligatoriedad de hacerlo ya que esta situación genera más reticencia a realizarlo.
Se insiste en la entrega de una certificación anual de esta “capacitación”.
Los ejes nunca fueron claros y se fueron diluyendo, al igual que las expectativas.
Fueron tan difusos en cuanto al encuadre de contenidos, que los docentes lo percibieron como encuentros catárticos desgastantes que sembraban más desazón y desencanto a sus improntas educativas, muy distante de encontrar soluciones a la pluralidad de problemáticas que tienen nuestras escuelas.
Pues precisamente, los contenidos, las acciones o propuestas impartidas no se ven visualizadas en sus instituciones. No se considera que lo abordado en estas instancias se pueda volcar en las planificaciones, en el PEI, en las articulaciones entre niveles o grados y años, en la manera de evaluar, etc. Se hablan de prácticas ficcionales e irreales, que no prosperarían en nuestras aulas.
No incide, no modifica o transforma las prácticas docentes.
Los aportes bibliográficos y las improntas presentadas no son novedosas y no son acordes a la realidad institucional. En la bibliografía presentada se percibe un claro direccionamiento político con políticas educativas que claramente no condicen con lo que se vivencia en las aulas. También no se ve que sea actualizada. Mucha proviene de la década del 90, y, lamentablemente, no llegó a la par de los encuentros programados y reprogramados.
Los recursos implementados en las instancias presenciales (videos, películas, dinámicas grupales, preguntas, pasajes de conferencias, experiencias educativas etc.), no son acordes y coherentes a la realidad áulica. Son totalmente descontextuados, muchos de ellos, de países europeos, con recursos materiales claramente lejanos a la práctica cotidiana.
Se sugieren, como improntas motivadoras para abordar estas capacitaciones, la proyección de producciones de nuestra provincia y de nuestra localidad. Se supone que hubo mucha inversión económica en este Programa y se esperaba que hubiera un trabajo más comprometido por parte de los facilitadores.
Estas sugerencias, planteos e interrogantes se hacían en cada encuentro a los facilitadores, pero no eran contemplados ni contestados.
Tampoco se conocen datos específicos o informes de lo que han planteado los docentes en todas las instancias presenciales. En algunos casos, se mostraban breves informes a través de PowerPoint, que distaban demasiado de lo que se había planteado, discutido y consensuado. Muy por el contrario, se redireccionaban a ejes pre establecidos por los facilitadores, como por ejemplo, el tema de EVALUACIÓN. Se presentaron maneras y formas de evaluar que no condicen con la Ley Educativa promulgada por el mismo modelo político educativo.
Por tal motivo, los docentes de Victoria, exigen una devolución de lo expresado y trabajado a conciencia en cada una de las escuelas. Esto le daría un sentido a este Programa, que ha llegado a ser definido como una “seudo capacitación”. No se ve significativa y se la vivencia como una práctica forzada y sin sentido. Ha dejado más dudas que certezas, agudizando aún más el descontento y el malestar de los docentes ante un proyecto de capacitación, que no es más que una continuidad desvirtuada de las políticas educativas neoliberales de los 90. No satisface y no responde a las demandas de los docentes. Las catarsis ya han sido canalizadas. Se considera que se requiere de un acompañamiento de facilitadores, de capacitadores que realmente tengan un recorrido y trayectoria hecha en las aulas.
Los docentes apuestan a un cambio y transformación educativa que dista demasiado de lo que plantea este Programa Nacional de Formación Docente.




RESUMEN DEPORTIVO

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here