La denuncia llevó a que durante el mediodía del sábado se llevara a cabo un operativo en la bajada de la arenera ubicada en el puerto local, donde se encontró una embarcación similar a la que había sido denunciada por el puestero, quien indicó que en horas de la noche anterior había visto a tres personas, a las que no reconoció, descender de una canoa en uno de los lotes que cuida, por lo que se detuvo a observar qué hacían, y a los pocos minutos escuchó la detonación de un arma de fuego. Lejos de amedrentarse fue hacia el lugar apuntando a los sospechosos con una linterna, lo que hizo que rápidamente escaparan.
El puestero informó de la situación a su empleador y a la Policía, lo que llevó a personal de la brigada de Delitos Rurales a concurrir al lugar, donde tras realizar una recorrida no encontró elementos que permitieran deducir quiénes habían estado en el lugar, así como revisar varios puntos habituales de amarre, de la misma manera que una patrulla de Prefectura navegó por la zona, sin mayores novedades, no obstante lo cual permanecieron atentos a la situación, que horas más tarde tuvo nuevos elementos cuando el puestero llamó nuevamente a la Policía para indicar que en el la zona de los astilleros del club de Pescadores había encontrado una canoa que sería la que había visto esa noche.
Ya con la presencia policial y la asistencia de Prefectura, por cuestiones de jurisdicción, los uniformados encontraron en la embarcación, donde no se observaron elementos que lleven a la sospecha. Tras fotografiar la canoa, los uniformados se retiraron del lugar, y minutos más tarde el mismo puestero informó sobre otra canoa en el puerto local, cerca de la arenera, pero en este caso la presencia policial observó rápidamente que en la canoa había al menos un arma de fuego debajo de unas bolsas de arpillera, en la zona de la popa, tapada aparentemente “a las apuradas”, lo que llevó a que la embarcación fuera abordada (la presencia del arma a simple vista constituye un riesgo a la seguridad pública) secuestrando una carabina Venado del 22, semiautomática, en mal estado de mantenimiento, al punto que el óxido dificultaba la lectura de los números de serie, y una escopeta CBC del 16, con el número de serie legible, aunque con la culata reconstruida con caño estructural.
También se procedió al secuestro de la embarcación, roja con la parte superior gris en el centro y negro en la parte inferior. Pero respecto a la embarcación apareció otra situación sorpresiva: se presentó un pescador de nuestra ciudad indicando que la canoa le había sido robada el mismo viernes, aunque reconoció que no había hecho la denuncia, cosa que los uniformados le recomendaron enfáticamente, más allá de tomar sus datos personales.
Casi paralelamente, el dueño del lote de islas en que se registró el incidente denunció que un animal de su propiedad, un novillo, presentaba una herida de arma de fuego en la zona del hocico.
Informada la Fiscalía sobre el hecho y las actuaciones, los elementos secuestrados fueron puestos a resguardo en Laguna del Pescado.
RESUMEN DEPORTIVO
