Esta vez, también bajo la dirección del profesor Ramiro Séliman, los chicos ya trabajan nada más ni nada menos que en el diseño y construcción de un exoesqueleto. Los detalles del aparato son un secreto, pero se pudo saber que buscaría tener cierto tipo de aplicaciones relacionadas a poder levantar elementos pesados, como para ser utilizada -por ejemplo- en corralones de materiales, allí donde los zampis no pueden acceder, donde se requiera cierta sutileza de movimientos.
Todo comenzó con la propuesta de Séliman para la feria de ciencias. Los chicos buscaron en Internet y encontraron un innovador exoesqueleto japonés que ayudaba a personas lisiadas a caminar. A partir de ello, comenzaron a pensar en uno que, por ejemplo, permitiera cargar un peso de unos 100 kilogramos sin que el esfuerzo recaiga en el cuerpo de la persona.
Además de buscar información en libros e Internet asistieron a varias charlas, entre las que se cuenta la que les dictó el kinesiólogo Pablo Domínguez sobre los músculos que trabajan al caminar, al agacharse, etc… e incluso viajaron a Rosario para hablar con el especialista en prótesis y órtesis José Luis Tulino, quien aconsejó donde poner los ejes de las articulaciones externas.
¿Qué es un exoesqueleto?
Básicamente, su nombre lo indica, una estructura para sostener el cuerpo desde afuera, sin privarlo de movimiento. Algunos exoesqueletos básicos se utilizan como prótesis, pero hay distintos proyectos para usos industriales, científicos y también bélicos, que permiten hacer a quien los use cosas que de otra manera serían imposibles, no sólo cargar elementos pesados, sino también saltar más lejos, utilizar herramientas especiales, etc.
No necesariamente un exoesqueleto ocupa todo el cuerpo. Puede ser un brazo, una pierna, incluso una mano o un pie.
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