Victoria, ciudad elegida por muchos

Escuchar tantas historias de vida de foráneos  que eligen  las siete colinas para vivir,  quienes relatan sus vivencias y sentires por estos lares,  nos da a los victorienses la posibilidad de sentir  orgullo por nuestro terruño,  siendo nuestro entrevistado de hoy uno de esos casos.

De raigambre jujeña Andrés nació un 4 de septiembre de 1947 y hasta llegar a la ciudad de las rejas,  transcurrió un largo y ambivalente camino de vida.

Contando pocos años de vida emigró a la gran ciudad, donde  ingresó al Ejército Argentino incluso sin haber finalizado el secundario,  pero en aquel entonces los suboficiales podían ingresar con sexto grado.

Su camino de vida cobró relevancia durante un año y un mes vividos en la Antártida Argentina, donde pasó por bífidas experiencias que quedaron en sus retinas,  por un lado portó el título de ser el último instructor de perros que tiran de los trineos,  además de haberse extraviado con su Jefe de Base en una patrulla en cinco días y seis noches, en ese momento no se contaba con los equipos actuales.

Ya de regreso en Buenos Aires su vida va tomando forma casándose con su novia de toda la vida, pero en 1978 el azar le jugó una mala pasada,  cuando a un compañero se le escapó un tiró que recaló en su cadera,  adversidad que lo llevó a estar dos años internado, por lo que en 1980 el Ejército Argentino, por ley lo pasó automáticamente a retiro,  había llegado a Sargento.

Tal adversidad lo fortaleció y decidió finalizar el secundario y fue por más,  estudió Historia y se especializó en la Universidad de Luján.

– ¿Cómo llega a Victoria?

– Fue en el verano de 1972  mi cuñado me dijo si queríamos  conocer Victoria, ya que el abuelo de mi señora Marcos Flores tenía un pequeño campo en Montoya y siempre recuerdo aquel día caminando por Plaza San Martin de la mano con mi señora y la verdad es que me enamoré de esta ciudad y le dije me gustaría comprar una casa y envejecer aquí.

Andres en su relato viváz hace hincapié en su vasto conocimiento del territorio argentino, prácticamente en su totalidad y lo recalca, ya que a pesar de ello elige una y otra vez las siete colinas.

Justamente ese deseo que surgió en aquellos años caminando las veredas victorienses, se hizo factible hace veintiún años,  cuando compraron una casa aquí, la cual fue habitada primero por sus suegros y luego por ellos hace ya seis años, hoy el matrimonio Lozano ostenta una familia conformada por dos hijos profesionales y dos nietos.

Andres disfruta de la vida social y cultural de Victoria y lo plasma, entre otras cosas en un grupo de escritores aficionados que integra, quienes se reúnen quincenalmente en la Agrupación Cultural Victoria, lugar en el que este sábado 27 de mayo presentarán un libro trabajado en conjunto.

– ¿Cuál es su visión de cultura y los vínculos en una sociedad?

–  A los grupos sociales los hacemos todos con participación y culpa,  yo divido a las ciudades en habitantes que es sólo un número y por otro los ciudadanos  que somos los que participamos en cualquier actividad, por ejemplo yo voy todas las semanas al Hospital Cúneo para hacer acompañamiento, canto en un coro, hice algo de teatro y otras cosas,  me gusta participar pero siempre y cuando haya un aporte para la sociedad.

El sábado 27 de mayo presentó junto a un grupo de gente un libro de cuentos y relatos.

Una historia de vida más que elige Victoria para vivir, sentir, pensar y crecer.




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