Raúl Pedemonte, la voz de la felicidad

“Se levanta el corazón de las colinas/ enriquecido por la historia de minuanes./Y por un camino serpenteado de luces y de estrellas,/desde lo alto del cerro,/en el barrio humilde donde nace la comparsa/y comienza a descender lentamente el carrusel, /emulando el canto de la calandria de Benavento y el chajá de Pospós,/y de todas las aves nocturnas, que invita a los duendes a compartir la fiesta;/ Nosotros desde aquí, desde el escenario mayor de los carnavales,/ a la vera del viejo riacho donde la luna se refleja en hilos de plata que van hilvanando el sueño de una mascarita enamorada,/y un coro de grillos y de duendes viene acompañando desde hace 50 años el paso bullanguero, festivo y alegre de Terror do Coros a quien le decimos, desde lo más profundo de mi corazón…..”. Si. El lector victoriense puede terminar la frase y saber de quién se trata. Así de grabados a fuego está Raúl Pedemonte y sus palabras en nuestra mente.
Justamente estas palabras regaló Raúl, el sábado 25 de febrero por la noche en Plaza San Martín, a Terror do Corso, quien le ofreció un emotivo homenaje.

Poeta de la alegría

Raúl Pedemonte se subió al escenario mayor de los carnavales como locutor por primera vez en 1964. “En realidad en el 62 Guido Anghilante que hacía la sonorización (luego sería Eker Campagnaro), y que también relataba el paso de las expresiones del carnaval, me invitó a colaborar anotando en un papel cada una de las que pasaban por el palco principal, pero sin hablar. Ese fue mi primer contacto con el escenario del corso”, recordó Pedemonte en reportaje radial en FM 90.3.
Convocado por una comisión que presidía Juan Migliori, las primeras alocuciones de la voz del carnaval serían meramente descriptivas, con pocas adjetivaciones. El estilo poético, llegaría unos años después, según cuenta Raúl con la incursión en el carrusel de Osvaldo Rey “su carrozas y su espíritu poético”. La retórica la incentivaría Luis Capato, “pero era el público el que me inspiraba”, contó en diálogo con Sergio Retamal.

“Farolitos de colores encendidos en el alma”

“La frase no fue más que transportar esa imagen que tenía el corso de plaza San Martín, todo cubierto de farolitos (focos) de todos colores, y la emoción que generaba en los niños” .“Que no se detenga el carrusel” era la voluntad de la gente – y de los organizadores- que todavía hoy luchan por darle continuidad. Su aporte poético fue culturalmente tan importante, que incorporó, sin pruritos, a la masa popular, la poesía más elevada, que se consumió a fuerza de carnaval con total naturalidad. Ese estilo se consolidaría inmediatamente, y hasta nuestros días, su aporte personal, se entremezcla con Gaspar Benavento, y Martín del Pospós, con frases casi obligatorias para los actuales conductores de la fiesta, porque forman parte de la historia. Sus frases disparan imágenes que nos hacen felices (nada más ni nada menos): caballitos de lona, Taras Bulba, mascaritas, las comparsa de los gauchos, la belleza de Elda Coll, o la sensualidad de Cristina Arellano…Cada uno tiene una imagen, pero la voz es la misma.

El locutor enamorado del Carnaval

“El carnaval es la fiesta mayor de nuestro pueblo. La expresión genuina del pueblo de Victoria que una vez al año sale a la calle para exaltar aquello que tiene escondido y que quiere denostar. El carnaval es esa posibilidad. En un tono de belleza, como es Victoria, con sus costumbres, tradiciones, y poetas”. Esta es la definición de nuestro carnaval para Pedemonte, que con cuidado profesional, se atreve a esbozar un deseo: “me gustaría que el carnaval sea más accesible para la gente de bajo recursos. Que todos puedan ir y llevar a sus hijos. Tal vez con un pase o certificado municipal, podría ayudar a los que no tienen dinero para la entrada, que si bien es económica, a algunas familias se le hace difícil disponer para la entrada”.

Homenajes

En el 2012, al cumplirse los 50 años de su debut en el escenario mayor, un decreto municipal le puso su nombre a la edición de los carnavales, como sucedió este año con Terror Do Corso, que también cumplió sus Bodas de Oro.

Corolario

Privilegio de pocos el haber contribuido a la felicidad de la gente. Sus décadas conduciendo el carnaval de Victoria, o sus 20 años en la conducción de la Fiesta del Gurí, no suman tanto en su currículum como la intangible voluntad de un pueblo, que lo reconoce, sin discusión, “como la voz de la felicidad”.

(la nota completa en La Semana)




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