Isabel Santiago es de Islas Canarias y junto a su esposo Pablo Tondi, un porteño radicado en las islas españolas, y su hijo de 13 años, decidieron viajar a la Argentina, ante el complejo panorama que se vivía en España a comienzos del 2010. Ya en nuestro país, y de la mano de la empresa ERG Instalaciones, llegan a Victoria en el 2014 donde Tondi se desempeña como jefe de obra en la construcción de la nueva sucursal de Folmer, y luego en el edificio Tango donde la empresa el alquila una vivienda amueblada y recibe un buen sueldo.
El fin del paraíso
El fatídico 3 de octubre de 2014 –recuerda Isabel la fecha como grabada a fuego –cuando la empresa abandona la obra, quedaron de la noche a la mañana en la calle. Desde entonces la vida para esta familia ha sido complicada. “Estamos prácticamente en situación de calle”, cuenta Isabel. “Debemos varios meses de alquiler. Somos conscientes que el propietario de la vivienda no la tiene para beneficencia, es por eso que estamos tramitando en el municipio una subvención para que nos cubra parte del alquiler hasta que podamos salir adelante”. Ya pasaron por una situación similar que derivó en un desalojo, y los pocos ahorros se fueron en la imprenta para hacer los volantes donde Pablo se ofrece como gasista matriculado. “Estamos comiendo de los bolsones que nos da Desarrollo Social, y en la Unidad Penal, cuando hay nos ayudan con alguna comida”.
Puertas que se abren
El relato es estremecedor, pero en medio de un mar de necesidades, Isabel ve algo esperanzador. “Lo que me reconforta es la solidaridad de la gente. Los vecinos pasan a preguntar si no necesitamos nada, y cuando pueden nos dan una mano, casi sin conocernos. Esto te llena el alma, porque es un barrio muy humilde, y a pesar de la pobreza me da mucha alegría”. No reniega de la política, y es agradecida de los que le dieron una mano en el peor momento. “Laura Stratta me dio dinero para alquilar la casita, y sus colaboradores pasaron esta semana a llevarle útiles escolares a mi hijo porque sabe que no le puedo comprar. Carlos Shulteins, siempre que llego a pedir alimentos, se preocupa en conseguírmelo. Pero lo más asombroso fue que llegó a mi casa Roque Ferrari, un señor que ni conocía y sin mediar demasiadas explicaciones me dio el dinero para viajar a Concepción del Uruguay y hacer los trámites de nacionalidad para poder cobrar la asignación universal, porque como extranjera no podía hacerlo”.
Puertas que se cierran
Tampoco faltó el peor de los costados de nuestra sociedad. Frases como: “Si no te gusta volvete a tu país”, “Por la facha no parece que te faltara nada”, o los rostros de fastidio cuando insiste en la oficina pública buscando la ayuda, lastiman hasta el hueso.
Qué necesitan
Si bien les gustaría volver a Islas Canarias, la realidad les indica que es difícil reunir el dinero para viajar y reestablecerse. Mientras tanto no descartan forjar su destino en las siete colinas, y sueñan que en un futuro estos años de restricciones se recuerden como un tiempo de enseñanza de vida. Para los que quieran ayudar la familia vive en Junin y Yatay, a Isabel la conocen como “la Gallega” (no se enoja), y Pablo es plomero gasista matriculado y se pueden comunicar con él al 03436 -15470037, o 15444473.
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