Esta historia no es nueva. Lo vimos en las obras de los baños de la Escuela 6, en las obras de la 43, en los techos del Hospital Salaberry, en la variante de la Ruta 11, y la lista sigue…Ahora es el turno de la Escuela de Comercio.
Hace tan solo tres años que la empresa Zodíaco SA entregó la finalización de obra de la Escuela de Comercio, y que los inspectores de Arquitectura de la Provincia, firmaban y avalaban la calidad de los trabajos. Hoy, el sueño de generaciones, los años de gestiones, y el trabajo ad honorem de cientos de personas que invirtieron en la concreción del edificio, quedó en el piso al dejar la lluvia en evidencia, el pésimo trabajo realizado en la ciudad de Victoria. Techos que se llueven en casi todas las habitaciones, aberturas mal puestas, pisos que se parten, luminarias inutilizadas, filtraciones, rajaduras, son datos inequívocos de desmanejo de los fondos.
La Semana recorrió las instalaciones junto al director, Tomás García para cerciorarse de las denuncias. En el hall central, un pasillo completo esta a oscuras porque las filtraciones del techo hacen correr peligro de cortocircuito, al igual que un timbre que debió ser desconectado para evitar que electrocute la pared, y no falta mucho para que todo el tablero eléctrico del Sum sea inutilizado – y por consiguiente todo el espacio – ya que una gotera cae justo por encima de él. En el salón de usos múltiples, donde se realizan encuentros deportivos y sociales de todas las escuelas, el piso muestra signos de una carpeta mal hecha, con un 20 por ciento de baldosas flojas y partidas. Las aberturas muestran las consecuencias de la lluvia y la ineptitud de los obreros que trabajaron en ella. En el acceso al Sum se pueden ver grietas, y los techos de casi todo el edificio, muestran signos de humedad, y de “algo raro” en el proceso de construcción. “Hemos pasado los informes correspondientes en más de una oportunidad a Dirección Departamental, y Arquitectura esta en conocimiento desde hace tiempo de esta situación”, manifestó Martínez, que analiza con preocupación hasta donde se podrá seguir dando clases en un edificio que se deteriora tan rápidamente.
Las imágenes son elocuentes. ¿Dónde están las autoridades para ponerse al frente de esta situación?, ¿Cuál de todos los políticos que entregaron tantos cheques con una sonrisa exigirá una explicación a la empresa?, ¿Cuánto tardarán los inspectores de obras en presentar la renuncia?…
Todo se resume en una palabra: vergonzoso.
(la nota completa en La Semana)
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