Desde que la madre de la menor denunciara la ausencia de la niña personal policial llevó adelante un amplio operativo que consistió en visitar a amigos y familiares de cada uno de los menores a los efectos de confirmar si se estaban refugiando en casa de personas conocidas, búsqueda que se amplió a la zona suburbana, especialmente hacia el sudeste, a partir de algunos indicios que permitieron suponer que habían avanzado en esa dirección. Incluso se trajo de Paraná un perro entrenado en el rastreo de personas, aunque sin mayores resultados.
Finalmente en las primeras horas de la tarde de este viernes un vecino de Rincón de Nogoyá Norte se comunicó con la Policía para indicar que una parejita que correspondía a la descripción de los chicos buscados había estado pidiendo agua a vecinos de la zona cercana a la estancia San Carlos.
Con ese dato, y confirmando a través de testimonios de vecinos que se trataba de los menores buscados, el operativo de rastrillaje fue focalizándose, ya que los menores se movilizaban a pie, para finalmente ser encontrados en una tapera de la zona, a unos 15 kilómetros del casco urbano.
Al momento de ser hallados por los policías, los menores actuaron con asombro pero sin resistencia, aparentemente sin tener noción de que eran buscados.
Los menores fueron trasladados a la jefatura, desde donde, tras su revisión por el médico policial y la intervención del Juzgado de Familia se decidió que la joven fuese alojada en el Hogar de Niñas mientras que el menor quedó en libertad, en lo que prima facie parece ser apenas un capítulo de una historia que -es de esperarse- permite una recomposición de las relaciones familiares cuya ruptura dio lugar a esta fuga.
RESUMEN DEPORTIVO
