Cuento del tío de alta gama

El denunciante había puesto unos dos meses atrás un aviso en la página OLX para la venta de su Audi A4 por la suma de 100 mil pesos, y el miércoles pasado fue contactado telefónicamente por un interesado, un hombre que se identificó como Ariel Castillo, de la ciudad de Santa Fe.
Después de un par de conversaciones telefónicas quedaron en encontrarse el viernes 20 en nuestra ciudad, para ver el auto y -de llegar a un acuerdo- cerrar el trato.
Como todo parecía estar en orden, fueron a un café céntrico en el que Castillo indicó que realizaría la transferencia electrónica aprovechando el servicio de WiFi. Ese mismo día el damnificado recibió un correo electrónico, supuestamente del Banco Nación Argentina, donde se le informó que se le habían depositado a su Caja de Ahorro la suma de 110 mil pesos, provenientes del Banco Santander Río, y dándole un número de control de transferencia, por lo que hizo entrega del vehículo y la documentación del mismo, y el santafesino marchó al volante del Audi.
El lunes, el victoriensese hizo presente en la sucursal local del Banco Nación Argentina, donde al corroborar su cuenta se le informó que no tenía ninguna transferencia hecha.
El denunciante intentó ponerse en contacto con Castillo, pero en el teléfono que le dejó nadie lo conoce, así que viajó a Santa Fe, a la dirección que le había dado… a esta altura del relato no hace falta aclarar que la dirección era falsa. De hecho es la dirección de la Casa de Gobierno de Santa Fe.
Aún así, intentó nuevamente comunicarse con Castillo, a partir de una tarjeta personal de la empresa “Peñalba Castillo Construcciones”, de Rosario.
Tras la denuncia, la Fiscalía actuante dispuso un pedido nacional de localización, secuestro y puesta a disposición del rodado, que -es fácilmente pensable- ya no está en poder de Castillo, o como quiera que se llame.
Es muy probable que paralelamente a la “compra” en Victoria el delincuente estuviera gestionando la venta del auto a un tercero de algún otro lugar del país, quien lo puede haber adquirido a “muy buen precio” con todos los papeles, o que haya sido desguazado en algún taller “especializado” para alimentar el mercado de autopartes, con lo que ya no se trataría de un estafador, sino de una organización delictiva. Difícilmente el delincuente se haya quedado con el auto “caliente”, ya que debe haber previsto que el lunes siguiente a la estafa se emitiría la orden de búsqueda nacional.




RESUMEN DEPORTIVO

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