Condenas por apremios ilegales

El 4 de julio de 2011 personal policial de la jefatura departamental Victoria fue comisionado a intervenir en un conflicto desatado en el Cuarto Cuartel. Al llegar en un patrullero fueron recibidos a piedrazos por los miembros de la familia Giménez, y el móvil resultó dañado. E esa escaramuza un joven integrante de esa familia fue detenido y trasladado a la jefatura, en estado de ebriedad, por su responsabilidad en la pedrada contra el patrullero.
Algunas horas más tarde, ya entrada la madrugada de aquel lunes, el hermano mayor del detenido se dirigió hacia la sede policial con el fin de lograr la liberación del muchacho, pero antes de llegar fue interceptado por un patrullero con tres policías en la intersección de Alem y Laprida, quienes al reconocerlo como partícipe del enfrentamiento anterior procedieron a detenerlo. Giménez -aparentemente también alcoholizado- se resistió, lo que dio lugar a un forcejeo hasta que fue reducido y esposado.
Ya sin posibilidades de atacar a nadie, ni de defenderse, Giménez recibió varios golpes por parte de los uniformados, tal vez “desquitándose” del episodio ocurrido horas antes.
Mientras esto ocurría pasó por el lugar el defensor de Menores de Victoria, Marcelo Balbi, quien estaba caminando por la zona junto a su esposa luego de participar de una reunión social, y al ver esta situación el funcionario judicial se acercó para indicarle a los policías que cesen con la golpiza. Los uniformados, sin reconocerlo, le recriminaron que “no se meta”, pretendiendo ordenarle que se fuera de allí.
Más información, en la edición impresa de La Semana.




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