El hecho ocurrió en Costanera y Laprida, donde se efectuaba uno de los habituales operativos de tránsito de la comuna, cuando se detuvo a una pareja que se desplazaba en moto.
Al requerírsele que se detenga para efectuar el control, el conductor de la moto aceleró, golpeando al inspector para darse a la fuga.
Por casos como estos, los controles municipales de tránsito deben volverse cada vez más rigurosos y acompañados por la Policía.
Lo verdaderamente interesante del caso es que quienes sabiéndose en infracción y con el afán de que no le sea retenida la moto en la que saben que no pueden circular, golpean a un inspector y se dan a la fuga creen, en general, que ahí termina la cosa, sin darse cuenta de que en la casi totalidad de los casos están claramente identificados y deben sobrellevar después una causa judicial por agresiones.
Si además, el control está acompañado por la Policía y al que atacan es al funcionario policial, se convierte en resistencia a la autoridad, cuando no en un ataque contra la fuerza pública.
Está claro que el alcohol no los deja pensar… ¿cómo puede dejarlos conducir?
RESUMEN DEPORTIVO
