En el vasto panorama del deporte, pocos nombres resuenan en la ciudad con la misma intensidad que el suyo. La historia nos revela una curiosa verdad: decir “Pipa” no es invocar el nombre de un campeón de pelota paleta. Es convocar a un hombre inmortalizado en un espacio casi sagrado, una cancha que lleva su nombre con reverencia. Pero su legado trasciende los límites del rectángulo y el frontón; abarca el bar, la esquina, la esencia misma del barrio. En su universo, la cancha se entrelaza con las cartas de truco, el trago, y hasta el mismo ambiente, solo percibidos por los parroquianos que van ahí y no otro lugar.
En un deporte que brota de las raíces de las comunidades inmigrantes que forjaron nuestra sociedad, la esquina de Dorrego y Montenegro se erigió como un bastión desafiante ante la amenaza constante de la desaparición de canchas, tanto en el campo como en la ciudad.
Hoy, 28 de agosto, a la edad de 92 años, se despide de este mundo Venancio Raúl “Pipa” Carrazán, y con él algo más deja para siempre la ciudad de Victoria. Sus restos serán velados en la sala 2 de Piaggio 518, y recibirán el último adiós a las 18:00 en el Cementerio Municipal. Que su memoria, como la huella de su cancha, perdure eternamente en el corazón de todos aquellos que le conocieron.

RESUMEN DEPORTIVO