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Morena Mazza “la guitarra fue mi profesión, mi oficio, mi amor”

 

Nació con el nombre de María Elena, pero el deseo de sus padres era llamarla Morena, nombre de raigambre latina que encierra en su significado contención y armonía fue su sello de por vida, ya que el nombre Morena Mazza forma parte indiscutiblemente, de la idiosincrasia victoriense.

Por su casa pasaron significativas generaciones locales que conocieron las bondades de la guitarra, a partir de sus enseñanzas.

Si bien no nació en las siete colinas, sí fue concebida como única hija aquí; ya que su padre tenía unas hectáreas de campo en la zona de Antelo, “nací en Capital Federal mi papá se vino a trabajar a Victoria por el campo, yo fui concebida en Victoria pero nací en el Sanatorio Ottamendi en Buenos Aires, pero después de nacida teniendo yo un mes nos vinimos en barco hasta Diamante, hasta llegar acá a la ciudad”.

“Papá tenía que atender el campo, pero los viajes en ese entonces eran más complicados, mi padre Domingo Angel Mazza estuvo en la época de los doctores Dellepiane y Cúneo”, comentó nostalgiosa.

Una vida entre la gran urbe y las lomadas entrerrianas

Su vida en la “capital nacional” transcurrió en Barrio Norte, a media cuadra de la Facultad de Medicina; donde después de cursar los estudios primarios y secundarios en los colegios de las Hermanas Dominicas y posteriormente con las Adoratrices, hizo un curso de secretariado, algo que estaba en boga por aquellos años.

Pero sin lugar a dudas su corazón estaba entrelazado por cuerdas de guitarra, algo que pareciera le venía impuesto desde el “más allá”, siendo justamente su madre, María Elena Mercado quien fue el medio que la impulsó a ello; ya que con el afán de “torcer” el deseo de Morenita a estudiar piano, le regaló una guitarra .

“A los 15 años comencé a enseñar guitarra y toda la vida me dediqué a eso la guitarra fue mi profesión mi oficio mi amor “.

– ¿Cuándo te radicás definitivamente en Victoria?

– Enseguida de casarme, me casé un 14 de diciembre de 1968 y en enero del año siguiente nos instalamos aquí, ya teníamos el plan de radicarnos acá.

Y ese matrimonio que conformaron oportunamente junto a Arturo Enriquez, si bien actualmente él no vive en esta ciudad, dio sus frutos y legados a través de Arturo, Diego, Paz, María Victoria y Dolores, quienes sellaron esta historia de vida con otra generación de diez nietos.

Más de tres décadas presente en nuestra fiesta patronal

Es tradición ante cada novena de los 8 de septiembre de la Virgen Nuestra Señora de Aránzazu, escuchar a Morena Mazza y familia entonar un cántico a nuestra patrona.

“Le cantamos todos los años a la Virgen, recuerdo hace años cuando se hacía la procesión, estaba el Obispo y ahí fue la primera vez que el Padre Angel Veronesi   me pidió que cantara y a partir de allí ya van más de treinta y siete años cantándole a la virgen en familia, ahora con los nietos”.

A Morena se le llenan los ojos de lágrimas cuando quiere expresar lo que siente por las siete colinas, tal vez ella no se da cuenta que es la Virgen misma, nuestra patrona, la que a través del reconocimiento popular quiere agradecerle esa música que le regala, hace más de tres décadas en su fiesta de cumpleaños.

“Victoria me dio todo y quiero mucho a esta ciudad, no me iria nunca de acá , aquí fui concebida, he sido y soy muy felíz ”.

El recuerdo de su entrañable amiga María Marta Serra Lima

Corría la década del sesenta y la por entonces,  una aficionada de la guitarra llamada María Marta Serra Lima desde su casa de Acasuso miraba por la pantalla de Canal 13 a una chica de nombre Morena Masa que tocaba exquisitamente la guitarra y ganaba la Guitarra de Oro en el popular programa “Guitarreada Crush” ; inmediatamente llamó al medio televisivo para pedir su teléfono;   siendo ése el puntapié inicial de una hermosa amistad que crecería a través del tiempo.

A partir de aquel almuerzo la amistad hizo raíz en ese vínculo de las por entonces dos adolescentes que gustaban y disfrutaban de los bemoles de la música y que siempre a lo largo de la vida de ambas estuvieron en permanente contacto.

“Mi padre se conocía con el papá de María Marta, quien era el titular de la concesionaria Ford que se encontraba en las calles Santa Fe y Gallo y a quien también le gustaba mucho la música, un día también me invitó a veranear y cantamos en el Hermitage con su hermano Alejandro”.

– ¿Cómo han sido estos últimos tiempos de María Marta? ¿qué sabías vos al respecto?

– Ella estaba muy mal de la columna le costaba mucho caminar, Maria Marta pasaba temporadas en Buenos aires y otras en Miami, porque estaban sus hijos Cecilia y Patrick; también me comentó en una de las llamadas que tuvimos, que había encontrado un médico de confianza en Estados Unidos y sabía que si no se operaba no iba a poder caminar más, estaba muy preocupada por la operación que le iban a hacer.

– Aprovechando tu cercanía con esta gran artista que fue María Marta y por muchas de las cosas que circundaron su vida pública, hubo siempre un mito alrededor de su figura que fue su romance con Sandro de América, ¿fue cierto aquello?

– No para nada, un día le pregunté ¿de dónde sacan lo de Sandro? Y ella me dijo es mentira que digan lo que quieran.

-¿Qué te dejó María Marta Serra Lima?

 

“me dejo toda la alegría de haber sido tan amigas y de habernos hablado en momentos difíciles de ambas y sobre todo la música que nos unió por siempre”.

 

 

 

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