Algunos indicios en ese sentido lo que hace un museo se pueden identificar hacia 1885, cuando Juan Bautista Ambrosetti (1865- 1917) estuvo relevando restos de alfarería indígena.
En 1954 el Centro Tradicionalista, con el acompañamiento de la Comuna y la Parroquia, organizó la “Semana de Victoria”, una serie de eventos conmemorativos de la “fundación del pueblo”, su declaración de Ciudad y la creación de la parroquia de Nuestra Señora de Aránzazu, incluyendo acciones vinculadas con la museología:
– la “Exposición Industrial”, ilustrando las actividades fabriles de la ciudad en el Círculo Católico de Obreros
– la “Exposición de Objetos Antiguos” en la Biblioteca Popular Juventud; con la colaboración de familias de la ciudad y exposición de obras de Raúl Domínguez, el pintor de las islas
Desde diferentes ámbitos y protagonistas confluían diversos aportes a las tareas y funciones de un museo: la colección, estudio, exhibición y valoración de aspectos materiales e inmateriales. Se iba afianzando, gradualmente, en diferentes sectores y especialmente en los vinculados con las actividades culturales, un sentido de valoración y rescate de lo autóctono y de lo tradicional.
Poco tiempo antes, se había fundado la Agrupación Cultural Victoria (1947) que entre sus objetivos comprendía cuestiones de preservación y valoración de la cultura local. Esther Lidia Menchaca (presidente de la institución durante la fundación del Museo) afirmaba que “entre sus proyectos estaba la formación de museos, por eso motivo, desde sus inicios fue acopiando todo aquello que tuviera una significación histórica de la ciudad, de sus personajes, de su vida. Pudo llevarlo a cabo a través de donaciones de sus vecinos, amigos, instituciones, y de los mismos fundadores. Todo aquel que tuviera alguna reliquia, piezas arqueológicas, libros, monedas, diarios, cuadros, etc.” La Agrupación Cultural no abrió un museo pero sus tareas y la de sus miembros de forma particular protagonizarían páginas distinguidas en la posterior fundación del museo.
En 1961 se conformó la Comisión de Lugares y Monumentos Históricos, filial Victoria, y se designó como presidente a Carlos Alberto Anadón, trabajador y defensor de la cultura local, quién la bautizó con el nombre de “Dr. Ramón Febre”. En el entorno de esta comisión se agruparon personalidades con una idea fija, con un propósito compartido: el sueño de un museo en Victoria.
En la década siguiente se empezaron a entrever acciones concretas en pos de este sueño. Hacia 1975, se presentó un proyecto en el Concejo Deliberante solicitando, a través de su mediación, a la Legislatura Provincial la disposición de un inmueble para el establecimiento de un museo en la ciudad.
En 1979 la Comisión de Lugares y Monumentos Históricos elevó una nota ante el Comisionado Municipal, Carlos E. Casanova, requiriendo el establecimiento de una institución museística en la ciudad. Durante la gestión de Horacio González como comisionado municipal, la Municipalidad empezó los trámites para la compra del predio y edificio de la vieja estación de Ferrocarriles con la finalidad específica de un museo, al tiempo que un grupo de vecinos de diversos sectores, encabezados por los “pioneros del Museo”: Carlos Alberto Anadón, María del Carmen Murature de Badaracco e Isidro Gerónimo Balbi, solicitó formalmente ese predio para “formar un Museo Regional y Salón de Artes Plásticas”.
Al año siguiente dos decretos municipales acompañaron ese pedido: el Nº 3140, que sancionaba la instauración del Museo Regional de Victoria y Nº 3141 que ordenaba la constitución de la Comisión Municipal de Museos, Lugares, Monumentos y Estudios Históricos.
La creciente de entonces, llevó a que las llaves del lugar le fueran devueltas al intendente para destinarlo a refugio para los isleros que habían sido evacuados.
No obstante, se continuó avanzando en la concreción del sueño del museo. Ni bien comenzaban los ’80, el comisionado Andrés Gómez del Collado designó al profesor Oscar Lami como presidente ad/ honorem de la Comisión Municipal de Cultura, y un año después, una reunión del Intendente con la Comisión Promotora “La de las Siete Colinas”, conformada por Anadón, Murature de Badaracco, Balbi, Casanova, Reynaldo Jorge Piro y Raúl Trucco, e integrantes de la Comisión de Lugares y Monumentos Históricos y Museos Regional Victoria, resolvió la disolución de la primera, por ya haber cumplido sus objetivos, la donación de sus fondos para la segunda. Además, se solicitó que en el Museo hubiese una sala con el nombre del ilustre escritor Gaspar L. Benavento.
Por esos días, Lami participó de un Curso de Administradores Culturales auspiciado por los gobiernos Nacional, Provincial y la FACER (Federación de Agrupaciones Culturales de Entre Ríos) que favoreció su formación museológica e insufló, al mismo tiempo, nuevos ánimos para concretar el viejo proyecto de un Museo en Victoria.
Tras la no concreción de la adquisición de un local frente a la plaza San Martín para destinarlo al museo, mediante el decreto N° 427 la Municipalidad dispuso la instalación y funcionamiento del Museo Histórico Regional de Victoria en la planta alta del edificio de la ex Obras Sanitarias de Entre Ríos.
Inmediatamente comenzó el emplazamiento del museo y sus primigenias actividades aún antes de haberse fundado. En mayo de 1982 se llevó a cabo un evento organizado por la Agrupación Cultural Victoria y apoyado por la Comisión Municipal de Cultura: una exposición del destacado filetero Martiniano Arce, quien reprodujo el escudo municipal donado a la comuna (y que aún hoy se exhibe en el museo). La muestra fue visitada por un gran número de vecinos, así como también por delegaciones escolares.
En junio, el Intendente mediante otro decreto (N° 529) definió los encargados de administrar el Museo Histórico Regional. Se designó Director de la institución al Profesor Oscar Lami y se conformó la Comisión del Museo. Todos de carácter honorarios.
Se consiguieron diversas piezas en préstamo al Museo, muchas de ellas por gestión de la distinguida profesora Rocha, quien facilitó un testimonio de gran valor histórico y cultural cuya exhibición jerarquizaría el acto de apertura: una Pila Bautismal de plata peruana del siglo XVIII.
El evento se programó inicialmente para el día 11 de agosto, aniversario en que Tomás de Rocamora denominara Entre Ríos a estas tierras, e incluso fue anunciado en el “Boletín informativo” de la Casa de Gobierno de la provincia. Sin embargo, el fallecimiento de Carlos Anadón el 10 de agosto llevó a que se pospusiera. El 13 de agosto se llevó a cabo el acto, que, según indicara Lami, fue “una especie de pre inauguración”.
Finalmente el día elegido fue el 8 de septiembre de 1982, festividad de la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora de Aránzazu, lo cual posibilitó la presencia de algunos invitados especiales.
Al acto asistieron el Intendente Ricardo Brassesco, autoridades locales, el obispo de Gualeguaychú, monseñor Pedro Boxler, quien bendijo las instalaciones de calle Italia y todo el patrimonio inicial del museo. También, acompañó una delegación del Regimiento de Granaderos a Caballos, que representaban la guardia de honor de la ceremonia de la que participaron incontables vecinos de las siete colinas, relacionados con el quehacer cultural de la ciudad.
Gracias a la colaboración de muchas familias de Victoria, se había organizado una exposición temporaria de mantones, abanicos y peinetones.
Desde ese momento, hasta hoy el Museo invita a su comunidad a participar de su quehacer en la construcción de una identidad común. El Director sintetizaba sus objetivos en una frase: “el Museo tenía que ser un aula más”.
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