En todos los ámbitos tuvo repercusiones el proyecto de ley de la diputada nacional, Paula Urroz que en su primer párrafo, deja claro que el adulto a cargo del menor puede desistir de las vacunas a los niños, establece que “se debe alertar sobre los riesgos de las vacunas y tras ello dejar a libre consciencia del adulto si el menor debe ser vacunado o no”.
“Las personas que sean pasibles de vacunación obligatoria u opcional y quienes sean responsables por la vacuna que reciba un menor a su cargo deberán recibir previamente una información fehaciente acerca de los riesgos que la inoculación de la vacuna en cuestión implica, posibilitando la aceptación o no aceptación de ese acto médico, en cumplimiento del DERECHO al CONSENTIMIENTO INFORMADO establecido en el Capítulo III de la Ley 26.529”, afirma el proyecto.
Desde el Ministerio de Salud afirmaron que un proyecto así es “descabellado”.
En su columna de los jueves en el programa “Puntos Comunes”, que se emite por Lt 39, el médico pediatra Federico Picchi rechazó de plano la idea y pidió ser claro sobre un concepto: “las vacunas son beneficiosas. No solo para el sujeto que recibe, sino para la familia del mismo y la sociedad toda”. Picchi no dio margen a la discusión que, su entender, trasciende el aspecto médico, para avanzar sobre lo político y filosófico. “Las vacunas son una de las herramientas más importantes que tiene la medicina para la prevención”.
El objetivo de este proyecto, según explicó la diputada, es que los médicos informen a los padres sobre las posibles reacciones adversas que pueden tener las vacunas y dejen abierta la posibilidad de optar por la no vacunación, bajo responsabilidad del médico. Al respecto el medico compartió la idea de ofrecer información, más rechazó rotundamente la posibilidad de ceder en el actual sistema de vacunación. “El efecto adverso que puede llegar a producir una vacuna es una especie de alergia, que se da de 1 a 10 casos por sobre un millón de aplicaciones. Es decir que el porcentaje no es significativo si se compara con los beneficios. Cualquier intervención médica implica un riesgo, incluso aunque no haya fármacos de por medio. Hasta con la palabra se puede causar daño, pero siempre hay que evaluar riesgos y beneficios”.
Para Picchi no hay lugar para la discusión: ”Si hay algo que esta super probado son las vacunas. Recordemos la cantidad de vidas que se llevaron las gripes, la viruela, el sarampión….Imaginémonos por un momento la combinación de pobreza, desnutrición, y falta de vacuna”, concluyó. (NOTA COMPLETA EN SEMANARIO LA SEMANA)
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