¿De qué trata el nuevo mural del templo de Aránzazu?

La semana pasada describimos el complejo trabajo de restauración del Templo de Nuestra Señora de Aránzazu. Con esta obra se completan los trabajos principales de este lugar histórico. Pero dentro de la iglesia, un espacio en una de las paredes tiene algo importante que contar.

Determinados trabajos artísticos  trascienden la obra misma y su influencia se expande a  las personas como un espíritu invasor.  Como al actor que termina dominándolo el personaje, también Augusto Fusilier parece haber alcanzado al restaurador de su obra. Decenas de horas trepado en el andamio, redescubriendo formas, permitieron a Raúl González conocer al detalle la técnica y hasta los caprichos del maestro. Pero tras finalizar los trabajos de restauración de las pinturas en el 2011, González sintió que faltaba algo, y junto a su esposa, propusieron donar la pintura de un mural en la nave izquierda.

 

Que contará el nuevo mural

Seguimos con atención el desarrollo de la obra, pero esta imagen no será un relato donde están las figuras puestas. Según nos comentó González, la idea primordial era plasmar la imagen de la virgen de Aránzazu. “La virgen de Aránzazu está en el altar, pero no está representada en la iconografía del templo. Me percaté de esto, cuando los turistas que llegaban a la iglesia, cuando trabajaba en las pinturas, preguntaban por el nombre de la iglesia”, cuenta.

La obra no tendrá ningún personaje gratuito, y está bueno saberlo para no apresurar una opinión a la que le pueda faltar sustento.  Adelantamos pues, imágenes y datos que permitirán entender la obra, gracias al aporte que nos brindó el propio artista.

 

La ubicación

El lugar no es caprichoso, ni una forma de ocupar la pared blanca. Las pinturas de este templo están planteadas en forma simétrica. De un lado de la nave derecha esta representado el milagro de Lujan. Del otro lado entonces debe ser el espacio de Aránzazu.

 

El relato

Lo que se plasmará será una  historia atemporal. Entre los personajes estará Joaquín de Ezpeleta como el fundador, pescadores, representando la historia productiva, el pastorcito de Aránzazu, una madre que simboliza la maternidad y la familia, y las congregaciones religiosas -huertanos y benedictinos. Todo inmerso en un paisaje victoriense,  con la Abadía del Niño Dios, y el  rio. También entre los personajes aparecen jóvenes que llegan desde abajo, por la cima es “espiritual”. “La Virgen se presenta con un mensaje… El que lo interpreta es conmovido, y se abren al misterio. Es eso lo que María tiene para decir. Cuando esto sucede, se accede  a una belleza extraordinaria del espíritu. Hay que dejarse conmover”, explicó el muralista a La Semana.

 

La historia que nunca sabremos

El lugar donde se plasmará la obra, guarda un misterio. En momentos que se quitaba el revoque totalmente deteriorado, los trabajadores encontraros vestigios de una tela que correspondió a una pintura. La Semana, realizó una serie de entrevistas, en su oportunidad, con testigos o familiares de testigos que estaban relacionados a la iglesia, pero nadie recordaba haber visto jamás la obra. Sin embargo en los registros del propio Fusilier, se puede ver una fotografía de la obra terminada. Una escena de una crucifixión, pero por alguna razón desconocida, la obra solo tuvo un mínimo de testigos. En el documento que reproducimos abajo, se puede ver a Cristo en la cruz, a los pies María Magdalena, la Virgen María, San José y al fondo un soldado romano portando un banderín flama. Al pie de la imagen se puede ver algo borrosa la imagen de cristo recostado, que estuvo  en una especie de vitrina, tela que no fue restituida por el mal estado de conservación (a ésta última imagen si la recuerdan muchos).

Consultado por nuestro semanario, González aventura algunas ideas en este misterioso hecho. “Nosotros encontramos debajo de la cobertura de la pared dañada por la humedad, apenas una ángulo de la obra, pero en la intercapa no quedaban rastros, por lo que el que lo borró la sacó íntegramente, y sobre eso se pintó….Hay una serie de conjeturas, todas difíciles de comprobar, pero hay que tener en cuenta que a Fusilier le llevó cuatro años los trabajos (1951 a 1955), y se dice que el pintor no tenía una relación fluida con el padre Germaníes. Tal vez en la iconografía había algo que se consideró ofensivo. Lo cierto es que hay datos que tal vez no era respetado como se debería a un artista de su dimensión”.

Otra idea es que la obra borrada parece ser más “impresionista” que las demás, y este pudo haber sido otras de las razones que sepultaron la imagen, ya que en aquellos años el impresionismo no siempre era bien visto.

En oportunidad de la visita del hijo de Fusilier a Victoria, La Semana lo consultó sobre esta curiosidad, pero también desconocía la existencia de la obra.

 

Los frescos de Aránzazu. Todas las obras realizadas se refieren a algún pasaje bíblico, salvo el fresco que está a la izquierda del Altar del Santísimo Sacramento, “Rey de Reyes”, que fue inspiración del artista. La nueva obra tendrá la particularidad de ser un relato atemporal.

 

 

 

 




RESUMEN DEPORTIVO

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