En el país vasco en Guipúzcua, un pastorcito de nombre Rodrigo de Balzategui cuando se encontraba buscando pasturas para su rebaño encontró sobre un árbol, una imagen de la Virgen María y exclamó “Aránzazu”, que significa “tú en el espino”, a la cual le hace una petición especial de lluvia para su pueblo, dándose el milagro.
Salvador Joaquín de Ezpeleta es quien trae la advocación aquí, ya que era un ferviente devoto de tal advocación mariana.