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“No vamos a salir a cazar perros”

 

Y finalmente el Intendente tomó la decisión. El lunes reunió a su gabinete, y con un papel con más de cien firmas bajó la directiva a sus funcionarios de articular medidas más drásticas para dar solución al problema de los perros callejeros. Un tema que se cargó con más de un funcionario, y que tiene a la sociedad muy dividida. El plan de castraciones no muestra resultados, y los refugios consumen cada vez más recursos – solo en alimento aportado por la municipalidad consumen 1300 kilogramos por mes- ,  y los problemas cotidianos se suscitan todos los días. La idea de la ciudad turística se contradice con la presencia de los canes durmiendo en los bares, en la iglesia, en la costanera, y en cuanto lugar no deseamos encontrarlos aparecen. No es culpa de los perros. Es culpa de una sociedad cuya cultural centenaria, no se condice con los nuevos derechos de los animales, y con una sociedad organizada que exige una tenencia responsable. En el medio, pequeños sectores de poder que complejizan el tratamiento de la problemática.

Comunicado 

“Atento a los constantes reclamos de vecinos de la ciudad de Victoria, ante la problemática de los perros que se encuentran en la vía pública y en cumplimiento a los dispuesto en la ordenanza N° 1.774 Título “Prohibición de animales en la vía pública” art. 3° y la ordenanza N° 2.906 en sus artículo 5° y 6°; se informa a la sociedad que en el término de quince días se comenzará a recoger los perros que se encuentren en situación de calle para su posterior traslado al refugio canino municipal. Por lo cual se solicita a dueños y tenedores responsables que identifiquen a sus mascotas y que estos no deambulen en la vía pública sin la supervisión del responsable” . Así reza el comunicado que esta semana difundió la Municipalidad y que se está comenzando a distribuir por debajo de las puertas de los vecinos.

Con manos de seda 

El responsable de Defensa Civil Municipal, Claudio Larregui, una y otra vez, aseguró que los animales “serán tratados con respeto”, y no desconoce el panorama de lo que puede llegar a significar las próximas acciones. Si hasta antes de comenzar con la operatoria ya ha sufrido amenazas por parte del propietario de un animal en situación de calle. “No queremos salir a cazar perros. Queremos identificar a los animales que están en la calle, se los va a llevar a la perrera, hasta que el dueño lo vaya a retirar.  Al propietarios se le tomarán los datos, para hacer un seguimiento en caso de que se repita esta situación”, explicó el funcionario.

A todos los perros se les colocará un collar con un número identificatorio, se los fotografiará y se subirá a una Facebook creado especialmente para dar a conocer el destino del animal.

Con el restablecimiento  de la Unidad de Castraciones , y la contratación de un veterinario foráneo para realizar 160 castraciones por mes (¿por qué no realizan castraciones los veterinarios locales?) no fue suficiente. Esta semana vecinos de Cortada Santa Rita y Yatay denunciaron  que solo en esta zona hay 45 perros aparentemente sin dueño. Es así que paralelamente a la distribución de información de las nuevas medidas se comenzará a realizar un relevamiento para determinar cuántos son los perros en este estado y así crear una base de datos que solventen las acciones de un proyecto que, según comentó Larregui, es  a cuatro años.

A medias   

Si bien las intenciones parecen buenas, se puede llegar a repetir errores de anteriores gestiones, en esto de “quedarse a mitad de camino”, ya que las ordenanzas que se dicen harán cumplir prevén el cobro de multas, ítem que el municipio, por no quedar más antipático no aplicará por el momento. Esto puede decantar en una superpoblación de animales en los refugios, por reincidencia en el abandono, o porque sus dueños desalmados sencillamente no retirarán, mientras buscan otro cachorro. Otro tema no comentado es la responsabilidad sanitaria, donde el Municipio, si bien va a levantar los animales e identificarlos, en ningún momento se menciona la exigencia de la libreta sanitaria donde “deberían” estar anotadas las vacunas y las periódicas desparasitaciones,  indispensable para la salud del animal, y de las personas que conviven con él, y en especial si el ejemplar frecuenta espacios públicos.

 

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