Doblegar el mimbre, es una cuestión de paciencia

Después de veintidós años, Margarita Coronel sigue trabajando y enseñando como doblegar el mimbre. Sencilla, sensible y responsable con su oficio, habla sobre sus inicios y las experiencias con sus alumnos en los diversos Centros de Capacitación de Adultos en diferentes instituciones educativas de la ciudad y el departamento Victoria.
Margarita Coronel es técnica química, pero si le dan a elegir entre dar clases de mimbre o clases de técnica, ella, sin dudarlo, elegiría la primer opción. “Soy técnica química, si yo tuviera que dar alguna clase, no me siento capacitada. Prefiero trabajar con el mimbre, no es fácil manejarlo, pero todos los días aprendes cosas nuevas” arranca la capacitadora del Refugio del Cuarto Cuartel dependiente de la coordinación de Jóvenes y Adultos de Victoria.
Coronel recuerda que aprendió el oficio en un taller de Adultos que se dictaba en la Sociedad Rural, en esa oportunidad se enseñaba a trabajar con caña y mimbre, si bien a ella siempre le intereso más el mimbre. En aquel momento su docente era de apellido Zapata, quien se enferma y en ese momento le ofrecen reemplazarlo cuando ella solo tenía 22 años (1993).
“Las primeras plantas las trajo Sarmiento de Chile, trajo plantaciones de mimbre y lo planto en la zona del delta en Tigre, ahí empezaron a reproducirse los árboles. Es todo un proceso, son todas varillitas, se levanta la cosecha en septiembre, son varillitas con cascaras, hay que limpiarlas, hay de distintos colores y tienen diversos procesos” cuenta Margarita Coronel.
En cuanto al trabajo con el mimbre dice: “Algunos piensan que es fácil, pero no lo es tanto. Hay que tener paciencia y tiene que gustarte”.
Generalmente los materiales hasta el año pasado eran adquiridos a través de un aporte que enviaba el gobierno nacional, pero en este año ha recurrido a un método que utilizaba hace un tiempo, el cual consiste en hacer un pozo en común, donde todos ponen la misma cantidad de dinero y compran el material que necesitan. En una época se repartían por gramos, pero se generaban inconvenientes dado que a algunos les tocaba 10 o 15, entonces actualmente se reparten por unidad, para mantener una cuestión equilibrada en el uso del material, más allá que cada uno trabaja en forma diferente. “Generalmente empezamos con un trabajo grande, por ejemplo la canasta y con lo que queda se hace el portatermo y luego la panera. Y con ese material, vos vendiendo uno ya salvaste la plata, o para la casa misma ya lo salvaste” comentó.
Coronel ha sido capacitadora en diversas instituciones, como la Escuela N° 25, 1, 47, Unidad Penal, Centro Integrador Comunitario, Escuela N° 13 de Rincón de Nogoyá, Capilla San José y actualmente de lunes a viernes en el Refugio del Cuarto Cuartel (Bartoloni y Perú) en el horario de 14:00 a 18:00; remarcó la diferencia entre los alumnos del campo y la ciudad, consideró que se generan diferentes vínculos. (Leer nota completa en LA SEMANA).




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