En Victoria existió una logia masónica llamada Caridad nº 52 y funcionó alrededor de catorce años, en la década de 1880´ésta entidad adquirió la propiedad situada en el lateral derecho del actual Correo Argentino, cuyas calles comprendía: Mitre, entre España y Maipú, levantándose el denominado “Templo Masónico”, tiempo después funcionaría la Escuela de las Hermanas Cerrutti: orígenes de la actual escuela Brown. Si observan el balcón de lo que aún queda en pié, posiblemente encuentren algo atípico con respecto a las tradicionales e históricas herrerías de la zona. Según algunos viejos relatos, en una de las habitaciones todavía quedaban vestigios pictóricos que el tiempo se encargó de borrar: simbolismos propios de los correspondientes grados y rituales. Alguna vez, también fue una pensión, con paredes que se descascaraban por el tiempo, enseñando parcialmente los secretos ruinosos que generaciones posteriores quisieron erradicar.
Para los que saben apreciar el arte y vuelcan su atención en el cementerio público podrán apreciar en la arquitectura funeraria, numerosas alegorías como la calavera y las tibias cruzadas o la columna trunca. Estas iconografías en los mausoleos de nuestra necrópolis plantean la posibilidad de enterratorios masónicos de gran importancia histórica cuyo simbolismo alude a la fugacidad de la vida. En otras palabras: bajo esas ornamentaciones descansan los restos de uno o más miembros de la masonería aunque esto no es un hecho inflexible e intransigente, ya que los constructores de finales de siglo, solían tomar algunos motivos ornamentales por simples criterios estéticos sin poner mayor relevancia a sus significados. Por tal motivo resulta intrincado hablar de simbolismos dado el carácter polisémico de los mismos, siendo de suma importancia el contexto en el cual se los halle para su correcta interpretación, razón por la cual no es lícito delirar ante el triángulo y el ojo encontrados en la iglesia o el pelícano sagrado, ya que la curia los adoptó simbólicamente hace cientos de años para hacer alusión a Dios Padre e hijo: al denominado ojo de la providencia: la mirada inefable y atenta de un Dios Omnipresente, al mesías que se auto inmola por la humanidad representado en la mítica figura del ave y sus pichones. Encontrar estos símbolos en un escenario distinto sería mucho más digno de incertidumbre.
No queremos extendernos demasiado aunque el tema lo amerite, por lo que puntualizaremos lo siguiente: La masonería es una antigua asociación de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales y se agrupan en entidades llamadas logias, tiene orígenes muy remotos que escapan según dicen a muchas fuentes documentales entrando en la denominada mitología masónica. Los textos históricos que la delimitan en un tiempo concreto, se remontan al s. XIII en que los masones eran constructores de Catedrales, abadías, etc. y sus orígenes eran eminentemente Cristianos. Masón significa albañil y la menospreciada palabra logia alude a taller o “posada”, será en este lugar donde se desarrollarán todos los aprendizajes, planes de edificación, resguardo de herramientas y dado el caso: refectorio. En la actualidad esta palabra hace alusión a reunión o asamblea.
En el S. XVIII dejará de ser una masonería “operativa” pasando a una “especulativa” entrando en juego los aspectos filosóficos y simbólicos con todo lo que conlleva su exégesis. Un siglo después regirán los principios filantrópicos haciendo énfasis en la Caridad y la ayuda mutua. Las logias masónicas tendrán características diversas según su ubicación geográfica, épocas y situaciones históricas políticas y religiosas. Todo esto que vamos narrando es un resumen paupérrimo de su historiografía.
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Quienes llegan a Victoria influenciados por concepciones erradas y mancomunadas son los benedictinos. El contexto histórico del que vienen los monjes, cuyas regiones no comulgaban con los ideales de la masonería, les propicia una serie de enfrentamientos muy marcados y registrados en los artículos periodísticos de la época, sin mencionar los cotidianos ataques desde el púlpito. La logia caridad ya no existía para entonces, se había disuelto unos nueve años antes, aun así el historiador: Padre Tomás Lamarque manifestaba que “los rescoldos masónicos de antiguas logias desaparecidas, no se habían apagado del todo”. Lo que tal vez desconocía este monje es que existió una sola logia masónica en Victoria pero sin embargo: antes, durante y después de su creación hubo masones en nuestra ciudad, directa e indirectamente vinculados al pueblo, tal es así que las denominadas sociedades “paramasónicas” son el vívido legado que encontramos en la cotidianeidad. ¿Porque se denominaban así? Porque eran instituciones fundadas por miembros cuyo número mayoritario pertenecían a alguna logia masónica y la influencia de sus ideales se veía reflejada en su organización administrativa, vínculos sociales y construcción edilicia. De esto tenemos como claros ejemplos la Sociedades de Socorros Mutuos: Española, Italiana y Sud Americana, Hospital de “Caridad” actual Salaberry del cual si analizan su historia verán que las damas fundadoras son esposas de muchos miembros de la Logia y que todas estas instituciones prodigaban importantes contribuciones al bien social en especial beneficio de los “pobres de solemnidad” (Los que no tenían donde caerse muertos).
(la nota completa en La Semana)