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Un menor que “trabajaba” de noche

En la última oportunidad, uno de los elementos que permitió identificar al ladrón fue que se cortó la mano con los vidrios al ingresar en los dos últimos robos que perpetró.
A partir de esta circunstancia, en el marco de la investigación se observó que un menor identificado como Nacho había sido visto al día siguiente de los últimos robos cerca de donde se efectuaron, con una mano vendada, lo que permitió, mediante algunas preguntas hechas sin alertar al entorno, que los uniformados averiguaran también que el chico estaba saliendo con una muchacha que vive en el barrio Arenal.
Con ese dato, los uniformados hablaron con la madre de la muchacha, quien indicó que había visto al muchacho con las manos cortadas, lo que le llamó la atención, y cuando le preguntó el menor indicó que se había cortado con un vidrio, sin dar mayores precisiones. Pero en la conversación con los uniformados la mujer también señaló que el joven le había regalado a su hija tres anillos de fantasía con imágenes de santos… como los que venden en el kiosco ubicado frente a la Abadía y los que -justamente- habían sido robados de allí, por lo que la mujer no dudó en mostrarlos y luego entregarlos ante el requerimiento de los policías.
Pero el trabajo de investigación no terminó ahí, ya que poco después los uniformados confirmaron que el menor estaba en el barrio Arenal, en casa de la muchacha, por lo que fueron a hablar con él, pero cuando vio la llegada del patrullero intentó escapar, sin suerte.
Al ser detenido llevaba entre sus ropas un cuchillo, y dinero… no cualquier dinero: 50 billetes de cinco pesos, y 3 de diez pesos, además de un atado de Philips Morris y monedas.
Cabe recordar que el botín en casi todos los robos incluyó el dinero que los comerciantes dejaban en caja para cambio.
Por las heridas en las manos el joven fue atendido por el médico policial, quien además llevó a cabo la revisión correspondiente, y por la edad del detenido la Policía dio intervención a la comisaria del Menor y la Familia, además de informar de las actuaciones a la Fiscalía de turno y el Juzgado de Menores.
Tras la detención del muchacho, la madre se presentó en el lugar no sólo para acompañar y eventualmente retirar al menor, sino también para indicar que había encontrado en un galponcito en el fondo de su vivienda 28 billetes de dos pesos, 21 monedas de un peso, y 4 monedas de dos pesos que no eran suyas, dinero que entregó a la Policía.
Finalmente, se retiró del lugar llevándose al muchacho, más allá de la continuidad de la causa.
En total, de lo robado se recuperaron 338 pesos (algo más contando las monedas que tenía el chico cuando fue detenido), una suma que está bastante por debajo de lo robado.
Cabe destacar la actitud de las madres, que más allá de la incomodidad de saber que su hijo o el novio de su hija había robado, lejos de esconderlo hicieron lo que corresponde, devolver lo robado.

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