Alrededor de las 20:00, poco antes de cerrar, la empleada había quedado en el local junto a la hija del dueño, quien se había ausentado por unos minutos para comprar una botella de agua mineral en un kiosco cercano.
En esas circunstancias ingresaron dos mujeres que pidieron ver algunas de las prendas que se venden en el lugar, y una vez concretada la venta, antes que la hija del dueño regresara, al abrir la caja para dar cambio la empleada notó que había menos dinero, una cantidad que no fue precisada pero se presume medianamente considerable.
Si bien por el momento no hay testigos que hayan visto entrar a otra persona en ese lapso, se estima como una hipótesis que la circunstancia de que no hubiera nadie en la caja haya sido aprovechada por un oportunista que se dio rápidamente a la fuga.
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