Con el tránsito cortado por personal municipal y la presencia policial más por precaución que por necesidad, pasadas las 15:30, cuando alrededor de 50 personas que se dieron en el parque Benavento continuaban arrojándose bombuchas, seguían llegando grupos, algunos de los cuales “recargaban municiones” en la canilla exterior de Fontanarrosa.
Pero haciendo gala de la falta de puntualidad que caracteriza a los victorienses, es importante resaltar que cerca de una hora después del comienzo había alrededor de 200 personas tomando parte en el juego, que se extendió hasta pasadas las 18:00.
La experiencia fue divertida, amena, y como se refleja en las imágenes el elemento más abundante no fue el agua, sino las sonrisas, prueba irrefutable de diversión para todas las edades.
Seguramente con vistas a una próxima convocatoria habrá que pulir algunas cosas, alguien deberá “ponerse el saco de organizador” para asegurar, entre otras cosas, que se cuente con un lugar en el que recargar (se notó la incomodidad del transporte en baldes, mochilas, etc.), un punto más específico de encuentro, y para que la fiesta sea fiesta, darle un puntapié inicial a la “guerra de bombuchas”.