Lo cierto es que desde mediados de esta semana todos los pronósticos indicaban que las siete colinas estaba dentro de la zona en la que estaba declarada un alerta meteorológica con probabilidad de grandes lluvias e incluso granizo ocasional entre el sábado y el domingo.
La caída de la temperatura generó la sensación de que el pronóstico no se equivocaba y que las lluvias serían inminentes, pero lo cierto es que hizo un día espléndido, algo que a priori parecía poco probable, con una tarde de sol verdaderamente agradable en la que lo único que podía llegar a haber complicado el desarrollo normal de un encuentro de fútbol fue el viento, desviando un poco algunos pases largos.
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