Con la intervención de efectivos de la Comisaría del Menor y la Familia, los padres del menor indicaron que en un descuido el pequeño había sacado un arma de fabricación casera del lugar en que la tenían guardada, y al jugar con ella se le disparó, recibiendo en su cuerpo la perdigonada.
El arma fue entregada voluntariamente a la Policía, y desde la Fiscalía se dispuso su secuestro, para que quedase integrada a la causa y se realicen las pericias correspondientes, a los efectos de aclarar las circunstancias en que fuera herido el niño.
Si bien se pudo establecer que las lesiones son de carácter leve (habitualmente las armas caseras, al contar con menor masa expulsan los perdigones a menor velocidad), el hecho en sí reviste gravedad.