Este verano prevengamos el golpe de calor

El golpe de calor se produce principalmente cuando nuestro organismo es sometido a altas temperaturas durante mucho tiempo. Las olas de calor típicas de esta época pueden provocarlo fácilmente.

Verano, época de altas temperaturas; capaces éstas de de causar diversos trastornos en las personas. Uno de los más conocidos es el ‘golpe de calor’.

Por Nicolás Ravicini

El golpe de calor se produce principalmente cuando nuestro organismo es sometido a altas temperaturas durante mucho tiempo. Las olas de calor típicas de esta época pueden provocarlo fácilmente.

¿Qué sabemos de esta afección?

Cuando una persona pasa un tiempo considerable expuesto a altas temperaturas ambientales, y los mecanismos de regulación térmica corporales fallan, el cuerpo humano no puede liberarse del calor excesivo, perdiendo agua, sales esenciales -para su buen funcionamiento- y produciendo hipertermia (Temperatura corporal elevada)
A diferencia de la fiebre, aquí el aumento de la temperatura corporal es patológico y no responde a una adaptación a una infección o inflamación.

A lo largo de los años, diversos estudios han demostrado que el golpe de calor aparece con mayor frecuencia en ambientes con temperatura mayores a 32º C, y que no cae por debajo de 26º C. Esta condición ambiental resulta en una carga excesiva de calor que se complementa con la producción de calor metabólica del cuerpo humano. Por lo general se presenta cuando se detectan temperaturas corporales mayores a 40°C.

La insolación es una forma de golpe de calor en la que la fuente de calor proviene del sol (Los golpes de calor no solo se producen a consecuencia del sol).

A pesar de que es una patología muy infravalorada llega a producir serios inconvenientes y no tratarla de manera adecuada podría derivar en fallas orgánicas severas e incluso la muerte.

De que el calor induce daño en los tejidos corporales no hay dudas, y la severidad depende del llamado “máximo térmico crítico” (nivel y duración del calentamiento central del organismo). El máximo térmico crítico en el humano es de 41.6 °C a 42 °C entre 45 minutos y ocho horas. A temperaturas corporales extremas (49° C a 50°C), todas las estructuras se deterioran.

“A temperaturas extremas y tras el fracaso de la termorregulación, existe además un daño celular directo con desnaturalización de las proteínas celulares, necrosis y apoptosis (muerte celular programada), que puede aparecer en los primeros minutos”.

Población con mayor riesgo

Partamos de lo más elemental. Cualquier persona a cualquier edad puede sufrir un golpe de calor. Ahora bien, existe una serie de grupos que están expuestos un mayor nivel de riesgo: Menores de 5 años, adultos mayores, quienes padecen enfermedades crónicas, cardíacas, renales, mentales o neurológicas, niños con fiebre por otra causa o diarrea, niños obesos o desnutridos y quienes tienen la piel quemada por el sol.

¿Cómo podemos prevenirlo?

La prevención se basa en métodos realmente simples y ampliamente difundidos entre los que se cuentan principalmente utilizar ropa liviana (de verano). Mientras más “cargados” de ropa estemos, menos capacidad tendrá el cuerpo de librarse del calor y no podrá refrescarse fácilmente; manténgase en ambientes cálidos o frescos; si está en el exterior la sombra será su mejor aliada. Recuerde siempre mantener un buen nivel de hidratación mediante la ingesta de agua fresca, evitando el consumo de bebidas alcohólicas, azucaradas o que contengan cafeína.

Nunca permanezca demasiado tiempo dentro de un vehículo expuesto a la acción directa del sol. Si observa niños o ancianos en esta situación alerte a las autoridades de inmediato.

Aunque no es recomendable ejercitarse cuando las temperaturas ambientales son por demás elevadas, si estamos decididos a mantener una rutina de entrenamiento, lo mejor será tomar precauciones y elegir un lugar fresco, hidratándose constantemente para permitirle a nuestro cuerpo regular la temperatura.

Qué podemos esperar de quien sufre un golpe de calor: signos y síntomas

• Pérdida del estado de conciencia o estado mental alterado. (Este último es indispensable para diagnosticar un golpe de calor).
• Respiración superficial y acelerada.
• Dilatación pupilar
• Pulso debilitado y acelerado.
• Debilidad generalizada.
• Escasa sudoración (o nula).
• En algunos casos la persona puede convulsionar.

¿Cómo ayudar a quien sufre un golpe de calor?

La atención de emergencia de un paciente con una urgencia por calor con piel húmeda y pálida, con temperatura normal o fría incluye los pasos siguientes:

– Proceda a retirar de manera inmediata (siempre que sea posible) del ambiente caliente y llevarlo a un espacio fresco (ponerlo a la sombra si se encuentra al sol como primera medida). Colocar paños fríos sobre su cuello, zona inguinal y axilas. Intente mantener la piel
húmeda. Puede abanicar con algún objeto de buena amplitud.

– Procure aflojar o retirar la ropa pesada para enfriar al paciente con aplicación de aire, sin provocar enfriamiento excesivo y prestar especial atención a la aparición de escalofríos.

– Colocar a la persona en posición supina (boca arriba), garantizando su descanso.

– Si el paciente responde y no presenta náusea, se le pide que beba pequeños sorbos de agua. Si esto le ocasiona náusea o vómito, no se le proporciona más agua. Hay que mantenerse alerta por la presencia de vómito o problemas de la vía aérea. Puede ser necesario recostarlo sobre su lado izquierdo (posición de seguridad).

– Si la persona sufre calambres, se aplican toallas húmedas sobre los músculos afectados

– En cualquier caso, procure activar el servicios de emergencias mediante un llamado al 107 para garantizar el traslado del paciente a un centro médico.

Aunque no parezca, el golpe de calor es una patología que puede ser fatal y que produce elevada morbimortalidad. La clave de su tratamiento radica en el accionar y diagnóstico temprano, para evitar la disfunción orgánica que produce las mayores complicaciones. Las bases de su tratamiento son la disminución inmediata de la temperatura central corporal y el sostenimiento de las funciones que puedan llegar a fallar.

Ante cualquier duda, recuerde consultar siempre a un profesional de la salud.

Fuentes consultadas:
J Appl Physiol (2010). Heat stroke: role of the systemic inflammatory response. Leon LR, Helwig BG.
Emergency Care 13th Edition. Daniel Limmer & Michael F. O´Keefe.
Sports Medicine Australia. (2006). Hot Weather Guidelines For Sporting Clubs Associations and the Physically Active. Australia.
Revista Argentina de Terapia Intensiva (2016). “Golpe de Calor”. Christian D. Yic, Daniel Gindel, Julio Pontet, Mario Cancela.




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