El gran simulador y los piratas brasileños

La denuncia fue radicada el miércoles en la jefatura de Gualeguay, en cuya jurisdicción supuestamente había sido abandonado el camionero denunciante luego que fuera asaltado por una banda de piratas del asfalto en el departamento Islas.
El hombre fue hallado en la ruta por un supuesto vecino cuyos datos no conocía el denunciante, que lo alcanzó hasta la comisaría del Octavo Distrito Gualeguay, desde donde personal policial lo trasladó hasta la jefatura.
Una vez en la sede policial central de Gualeguay, personal especializado le tomó la denuncia, legalmente caratulada como Robo Calificado con Privación Ilegítima de la Libertad a Jorge Horacio, de Paso de los Libres, Corrientes, quien relató de manera convincente la supuesta pesadilla que le tocó vivir como chofer de la empresa Alimentaria SRL, de Crespo, Entre Ríos.
Horacio estaba al volante de un Volvo Globetrotter FH12 380 blanco con acoplado Random rojo en el que transportaba 18 pallets de polietileno, por un peso total de 25 toneladas, desde Brasil hacia la provincia de Buenos Aires cuando -según explicó- fue abordado por los piratas del asfalto ese mismo miércoles, alrededor de las 7.
En su relato, el conductor especificó que era seguido por un auto gris que en un momento realizó la maniobra de sobrepaso para ponérsele a la par y tras tocarle bocina para llamar su atención el acompañante del conductor sacó por la ventanilla un arma de fuego larga, una escopeta, aparentemente, con la que lo amenazó para que se detenga.
Ante el riesgo de recibir un disparo, el hombre detuvo el camión al costado de la ruta nacional 12, en Ceibas, cerca de la intersección con la ruta nacional 14.
Alegó, además, que fue detenido porque el auto se le cruzó adelante, algo que comenzó a despertar las sospechas de la Policía por la diferencia de porte entre un vehículo y otro. Aún así, la declaración continuó explicando que los malvivientes le obligaron a bajar, le colocaron una capucha en la cabeza, supuestamente para que no pueda identificarlos, diciéndole que “si vos colaborás no te va a pasar nada”.
En todo el relato, sólo participan dos malvivientes, quienes lo obligaron a acostarse en el asiento de atrás del auto, sin atadoras, sólo la capucha, subiendo los dos ladrones al rodado, ya que dijo escuchar el cierre de ambas puertas.
Tres horas después, dijo, lo dejaron libre, con su billetera, en un campo cercano a la ruta donde detuvo al paisano que lo llevó a la comisaría y lo dejó allí.
Antes de que lo abandonaran, escuchó que alguien les preguntaba por teléfono si el chofer había colaborado, a lo que respondieron afirmativamente.
El relato, planteado por un gran actor, era convincente en la actitud de la víctima, pero había una serie de pequeños detalles que fueron sembrando sospechas en los uniformados, como el de la billetera, aún con dinero.
En la denuncia, explicó además que le robaron un celular Nokia de la empresa y un Motorola de su propiedad, cuyos números no supo precisar a pesar de “no estar bajo una crisis nerviosa por lo fuertemente sucedido”, según destaca la información policial.
Otro de los detalles que brindó fue el “maltrato verbal” al que lo sometieron, más allá de que no le golpearon, pero a la hora de describir a los malvivientes literalmente no aportó nada. Es decir, como si no los hubiera visto antes de que le pusieran la capucha, ni cómo estaban vestidos, ni si eran flacos, gordos, altos, bajos, rubios, morenos… sólo que tenían un acento “aporteñado”.
Alegó que era la primera vez que lo asaltaban y que trabaja hace veinte años como camionero de transporte internacional de carga.
No obstante, el interrogatorio continuó, a los efectos de ir aclarando algunos aspectos, y se confirmó rápidamente que el camión poseía un seguimiento satelital de la empresa Sitrac, cosa que se le informó, y comenzó a ponerse nervioso, sin salir de su discurso y exigiendo una constancia de la denuncia.
Estos detalles, y otros pormenores fueron afianzando las dudas en los investigadores, y comenzó a tomar forma la idea de una “comedia dramática”, es decir, una falsa denuncia.
El interrogatorio fue avanzando y las contradicciones fueron apareciendo, especialmente cuando se le dijo que ya se contaba con el registro satelital de la ruta tomada por el camión, además de las imágenes de las cámaras de seguridad de Gualeguaychú e Islas, donde en todos los casos aparecía el mismo conductor, incluso después del punto en el que supuestamente lo habían detenido, y después de la hora en que había dicho tener la seguridad de que había sido secuestrado.
Acorralado por las pruebas en su contra, finalmente se quebró y explicó que se trataba de un engaño con el fin de quedarse con aproximadamente 40 mil pesos que todavía no había cobrado.
El trabajo, de todas maneras, no fue planificado por el correntino, sino que al quebrarse reconoció que el autor intelectual de esta estafa, y otras, es conocido como Carlos Maximiliano, residente en Uruguayana, Brasil, quien está sospechado de dirigir una banda en la que participan varias personas oriundas de esa ciudad.
Esto hizo que, como se observó en las cámaras de distintos puntos de la ruta 14, desde Concepción del Uruguay el frustrado candidato al Martín Fierro a la mejor actuación en una comisaría estuviese acompañado por un brasileño que le indicó el camino hasta un depósito en el bario porteño de Pompeya, donde descargó la mercadería, y desde donde fue trasladado a Ceibas por el propio Carlos Maximiliano en un Peugeot 307 gris, nada más y nada menos que “el paisano” que lo dejó a metros de la comisaría del Octavo Distrito.
Todo este nuevo relato se realizó frente al dueño de la empresa Alimentaria SRL, es decir, el empleador del camionero, y el fiscal gualeyo Rodrigo Molina, por lo que sirvió como aporte testimonial a la causa.
Revertida la historia, el narrador quedó detenido, encontrándose en su billetera 3 chips de celular. El fiscal de Gualeguay dio participación a su par de Islas, Pablo Obeid, por razones de competencia jurisdiccional, pero luego de constatarse todas estas irregularidades se hizo cargo de la investigación Ignacio Telenta.
El jueves se enviaron dos comisiones a Buenos Aires, una desde Islas, a cargo del comisario Ávalos, para ubicar el camión; y otra desde Gualeguay, encabezada por el fiscal Telenta, el comisario principal Ángel Pasutti -jefe Puesto Caminero Victoria- y otros oficiales de alto rango, para el secuestro de la carga, el Peugeot 307 y la detención de Carlos Maximiliano.
Con la asistencia de personal de la comisaría 24 de La Boca y Prefectura Naval la primer comisión logró dar con el camión en perfecto estado.
La segunda recuperó la carga en el depósito de Pompeya, donde había sido entregada a un valor muy por debajo del de mercado. Diez Pallets estaban apilados en un extremo del recinto cerrado y el resto dentro de un camión Mercedes Benz 1215, a punto de salir. Además se incauto documentación de interés para la causa y telefonía celular.
Según datos de Gendarmería, el autor intelectual del robo cruzó la frontera hacia Uruguayana el mismo miércoles, conduciendo el Peugeot 307, quedando registrada la orden de captura en su contra.
Ahora, en Paso de los Libres, esperan que vuelva a cruzar.




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