Gran conmoción en Tala por la muerte de joven por anorexia

Rosario del Tala es una localidad de 17.000 habitantes, y como ocurre en los lugares chicos, casi todos se conocen. Por eso se entiende que hoy la mayoría de sus pobladores hablen de lo mismo: de Antonella Mirabelli, la joven de 19 años que padecía una anorexia nerviosa y que falleció el sábado a la madrugada, sin recibir asistencia médica por convicciones religiosas propias y de su familia.
Los juicios de opinión apuntan a su madre, Verónica Rodríguez Rocca, quien en su muro de Facebook publicó una carta un día después de la muerte de su primogénita agradeciendo “al Señor Samuel Roskin por permitir ejercer la ley con toda libertad de los derechos individuales de las personas, por la cual a mi hija María Antonella se los quisieron quitar; permitiéndole hacer su voluntad ya que ella permaneció firme en su fe hasta el momento de su partida; quiero agradecer a la Señora Cecilia Campostrini y a la jueza Elina y a todos los que de sincero corazón se preocuparon por mi hija; más allá que no entiendan de esta fe y también agradecer a todos aquellos que nos acompañan en nuestro dolor”.
Un allegado al padre de la joven que pidió no revelar su identidad, contó a UNO que “el padre, que estaba separado y no compartía estas creencias, hizo una presentación en la Justicia el año pasado y desde entonces se estuvo intentando que a la chica la vea un médico. Él hizo todo lo posible por que la atiendan; una vez lograron que se la lleve al hospital, pero ella se negó incluso hasta que le saquen sangre para hacerle un análisis; se terminó escapando y no permitió ninguna atención”.
En este marco, explicó que “la Justicia no pudo actuar porque ella era mayor de edad. Como nunca se dejó tratar no se pudo comprobar si tenía las facultades para tomar por sí misma esta decisión, ya que en algún momento se habló de esquizofrenia, pero no se pudo comprobar justamente porque no la vio ningún profesional”.
Ezequiel, un conocido de Antonella, dio cuenta de que “hace dos meses hubo un oficio judicial a pedido del padre de la chica”.
La abuela de Antonella, Cielo Roca, explicó a UNO: “No practicamos una religión, nosotros nos juntamos para orar y alabamos a Dios”.
“Los médicos están para la gente que no cree verdaderamente en Dios, y hay que decir que hay gente que va al médico y se muere igual. Antonella se descompensó porque tenía una anorexia nerviosa”, dijo.
También contó que cuando el padre de la adolescente pidió la intervención de la Justicia “vinieron tres patrulleros a buscarla. Le pusieron custodia. Fue un abuso de autoridad. Pero ella tenía una convicción en su fe y por eso no pudieron imponerle nada. Nosotros creemos en el poder de Dios y tenemos paz en el corazón, porque ella murió en paz”, adujo, mientras citó pasajes de la Biblia.
El intendente de Rosario del Tala, Oscar Rossetti, dijo estar al tanto del caso y acompañar en su dolor a la familia, pero que “desde el Estado no se puede hacer nada”.
Ayer UNO intentó comunicarse con la jueza María Elina Corral y con el fiscal Samuel Roskin, pero en un momento tan delicado no concurrieron a trabajar. Sí fue a trabajar el doctor Valentín Mareman, director del hospital San Roque, pero otras ocupaciones, seguramente más importantes que la muerte de una joven, le impidieron hablar con este medio para brindar su testimonio acerca de cuáles fueron las posibilidades del organismo de Salud de atender a Antonella para evitar el trágico desenlace.
Cuestión de voluntades
Consultado acerca de cuáles son los alcances de las leyes vigentes cuando surgen casos como estos, el abogado paranaense Mariano Jurado señaló a UNO que “si la persona es mayor de edad y expresa fehacientemente su voluntad, se la debe respetar”.
La normativa en cuestión es la Ley Nº 26.529, sobre Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud. En su artículo 2, inciso e) se expresa: “Autonomía de la voluntad. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad”.
Con dolor, su abuela explicó porqué no fue atendida
En referencia a los motivos por los que Antonella y su familia se negaban a recibir atención médica, su abuela materna, Cielo Roca, habló con UNO y alegó: “No todo el mundo entiende nuestra fe”, y explicó que el acercamiento de la familia a Dios surgió cuando su esposo enfermó de artritis rematoidea y quedó sin trabajo en el banco; no podía caminar ni se quería levantar, pero no lograba que lo jubilaran por incapacidad. Nosotros sufrimos un abandono de persona, con mi hijos todos chicos en ese momento, con mi hija estudiando Abogacía en Santa Fe”.
“Mi esposo quedó sin trabajo, nos cortaron la luz, el gas, ahí conocí la necesidad y nadie nos ayudó, ni de la patronal del banco. En medio de toda una sociedad que nos abandonó, yo conocí a Jesús, pero no a través de las religiones”, añadió.
“Cuando yo no tenía para darle de comer a mis hijos oraba, y Dios me sustentaba”, aseveró la mujer. A su vez, indicó: “Cuando mi esposo estuvo al borde de la muerte, en el hospital le negaban la atención diciéndole que si no tenía para pagar 5 pesos de qué vivía. Hay una manera despiadada de ser en la sociedad, donde falta ese amor y esa misericordia hacia el otro. Él me dijo que no quería ir más porque se sentía mal cada vez que lo trataban así. Nosotros no estábamos acostumbrados a ir al hospital porque antes teníamos obra social”.
“Hizo un tratamiento que le gestionó el director del hospital que había, pero tenía efectos secundarios y no lo quiso seguir. Cuando uno está muy mal, todo el mundo te abandona”, enfatizó, y relató que “finalmente se recuperó por la gracia de Dios. Mi fe y la de mi familia no está en la sabiduría de los hombres”.
“Mi nieta era muy emprendedora, era hermosa. La liberó dos veces: a los 14 años de una esquizofrenia, después de una trombosis. Pensamos que ahora también la iba a liberar”, concluyó.




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